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Argentina: Buenos Aires

Cementerio de La Recoleta: Ciudad de ángeles y leyendas

El Cementerio de La Recoleta se encuentra ubicado en el barrio de la Recoleta. Los jardines de su alrededor forma uno de los parques de paseo más popular y bellos de la ciudad. Fue declarado monumento histórico nacional, es uno de los cementerio con más riqueza histórica y arquitectónica del mundo.

Los frailes de la orden de los recoletos descalzos llegaron a esta zona, entonces en las afueras de Buenos Aires, a principios del siglo XVIII. Es por esta orden que la zona de la denomina Recoleta.

Las tierras en las cuales se encuentra el Cementerio de la Recoleta fueron cedidas por Don Juan de Garay a Don Rodrigo Ortíz de Zárate tal cuál era la costumbre de la época en el sentido de entregar tierras a aquéllos que acompañaban al que comandaba la expedición. Ello sucedió en el año 1583.

En el lugar que hoy ocupa el cementerio, originariamente sólo había un convento: el de los frailes recoletos, que comenzó a construirse en 1715, gracias a los fondos donados por el capitán don Pedro de Bustinza en 1705 y a la donación de terrenos por parte de don Fernando Miguel de Valdez e Inclán y su mujer, Gregoria de Hurtado.

La iglesia del Pilar (Parroquia del Pilar) - puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza - se inauguró el mismo día de la festividad de esta Virgen: el 12 de octubre, en 1732.

Convento e Iglesia fueron regenteados por los frailes recoletos, aunque algunos afirman que estos monjes nunca existieron por estas latitudes y que en realidad eran franciscanos. Las tierras linderas servían de huerto. De acuerdo a la costumbre de la época el lugar de entierro era en los templos.

Cuando la orden fue disuelta, la huerta del convento fue convertida en el primer cementerio público de la Ciudad, que se inauguró el 17 de Noviembre de 1822. A partir de entonces, el cementerio recibió el nombre oficial de Cementerio de Miserere, o Cementerio General del Norte, aunque el pueblo prefirió designarlo con el nombre del barrio, "La Recoleta", que finalmente se impuso y sigue vigente hasta hoy.

Los responsables de su creación fueron el entonces gobernador de Buenos Aires Martín Rodriguez y su ministro de gobierno y futuro primer presidente de la Argentina, Bernardino Rivadavia. Sus dos primeros moradores fueron el niño negro liberto Juan Benito y la joven María Dolores Maciel.

En 1871 la Ciudad de Buenos Aires fue asolado por la epidemia de fiebre amarilla, como consecuencia de ellos muchos habitantes de clase alta abandonaron los barrios de San Telmo y Monserrat (zona sur) y se mudaron a la parte norte de la ciudad, a Recoleta. Al convertirse en barrio de clase alta, el cementerio se convirtió en el último reposo de las familias de mayor prestigio y poder de Buenos Aires.

Los planos del cementerio fueron confeccionados por el ingeniero Próspero Catelin, siendo las sepulturas a término, renovables y otras a perpetuidad. En él están enterrados los restos de grandes personalidades del país. Cuando Buenos Aires se vio azotada por la terrible epidemia de fiebre amarilla de 1871, se prohibió sepultar allí a las víctimas, aún cuando tuvieran sepulcros de su propiedad. El gobernador don Emilio Castro, con este motivo se dirigió al ministro Avellaneda pidiendo la clausura por estar mal situado, hallarse en un terreno completamente saturado y en las peores condiciones. Los intereses creados no permitieron satisfacer sus deseos. Paulatinamente, su interior fue perdiendo el aspecto poco acogedor, para convertirse en un lugar apacible y sereno. Lentamente fueron edificándose bóvedas y monumentos de lujo y artísticos.

La entrada al cementerio se realiza a través de un gran pórtico de estilo griego dórico sin base, concluido durante una de sus grandes reformas ordenada en 1881 por el entonces intendente de la Municipalidad, Torcuato de Alvear y encargado al arquitecto Juan Antonio Buschiazzo.

El cementerio alberga varios mausoleos de mármol, decorados con estatuas, en una amplia variedad de estilos arquitectónicos. Se halla organizado en manzanas, con amplias avenidas arboladas que dan a callejones laterales donde se alinean los mausoleos y bóvedas. Existe una amplia rotonda central de donde parten las avenidas principales.

En el centro del cementerio encontramos el Cristo Redentor, que el Intendente Joaquín S. de Anchorena encargara al escultor Pedro Zonza Briazo (1886 – 1941) en el año 1914. Fue realizado en la segunda década de este siglo, siendo una obra muy discutida por no mantener los cánones clásicos. La mirada de la escultura del Cristo Redentor nos señala la salida.

Realmente esta ciudad de ángeles y leyendas invita a descubrir tesoros aquitectónicos y admirar la cultura y las historias de quienes precedieron a los habitantes de la ciudad y de la Argentina. El cementerio de la Recoleta es un cofre lleno de historias insólitas. Historias de pasión, de amores no correspondidos y despechados; de odios pertinaces que trascienden la muerte; de bóvedas que reproducen el dormitorio de los difuntos, de familias que premian la lealtad de sus sirvientes y entierran a la mucama en el panteón familiar, aunque cumpliendo el rito de hacerla dormir afuera de la casa de los patrones...

Los hechos pretéritos verídicos conviven de igual a igual con el desenfado de un sinfín de mitos, fantasmas y leyendas alucinantes. Una especie de irreverencia al silencio de los muertos; un eco insistente que ni las cenizas ni el tiempo han podido acallar. Y que retumba entre callecitas y diagonales estrechas, trajinadas por turistas extranjeros y por la banda más numerosa de gatos de la ciudad.

Esa necrópolis monumental es el primer cementerio que vio nacer la ciudad de Buenos Aires. Los mitos transmitidos de generación en generación convierten a las historias de ese solar donde reposan 350.000 almas - incluidos 25 presidentes constitucionales, cuatro máximos gobernantes de facto, 200 héroes de la Independencia y 100 gobernadores provinciales - en los más cautivantes de los relatos de la vida cotidiana.

En sus casi dos siglos de existencia son miles las historias que atesoran esas célebres seis hectáreas en las que se yerguen 83 monumentos históricos nacionales. Este cementerio es sólo conocido por su acervo escultórico, con toneladas de los más costosos y exóticos mármoles venecianos. Alrededor de 300 personas se dan cita allí todos los fines de semana para escuchar esas historias increíbles...

Aquí está una pequeña entrevista presentada en el radioprograma "El Umbral" (la radio AM Belgrano, Buenos Aires), un corto relato del escritor Omar Lopez Mato, el autor del libro "Ciudad de ángeles", dedicada a la historia de los que descansan en paz en el Cementerio de La Recoleta: Omar Lopez Mato - "Historia De La Recoleta"

Aquí se puede descargar (en formato JPG) El plano y el itinerario recomendado del Cementerio de La Recoleta, y también La lista de las bóvedas más famosas y hermosas de La Recoleta.

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