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Argentina: Buenos Aires

Cementerio de La Recoleta: Familia de Alzaga - Felicitas Guerrero... su iglesia y su fantasma

Martín de Alzaga (1756-1812) fue el hombre más rico de su época. Sin embargo, no dudó en ofrecer sus esfuerzos y fortuna para luchar contra los invasores ingleses en 1806 y 1807. Como español, fue fiel a la Corona y los revolucionarios de 1810 lo acusaron de planear una contrarrevolución realista. Fue ejecutado y colgado en la Plaza de Mayo. Uno de sus nietos – tambiE llamado Martín de Alzaga - se casó con Felicitas Guerrero de Montes de Oca, una bella joven que se convirtió en la mujer más rica del país luego de la muerte de su esposo.

Enrique Ocampo, enamorado de la viuda, se sintió despechado cuando descubrió que Felicitas se iba a casar con otro hombre. En un confuso episodio Ocampo mata a Felicitas y es, a su vez, muerto pocos minutos después. Ambos fueron enterrados en la Recoleta.

El siglo XIX, y Felicitas Guerrero comenzaba a ser el centro de atención de las familias aristocráticas de la ciudad de Buenos Aires. A poco de ser presentada en sociedad por sus padres, José Guerrero y Felicitas Cueto, se convirtió en la joven más cortejada.

Joven y bella, Felicitas se casó en 1862 con Martín de álzaga, un hombre mayor y acaudalado. En ese tiempo era el hombre más rico de la Argentina. Al conocer la noticia, Felicitas le imploró a su padre que no aceptara entregarla en matrimonio a un hombre de tantos años (ella tenía 16 y él 51) al cual ella no amaba, pero José Guerrero quería un brillante futuro para su hija y le aseguró que la felicidad y el amor nacerían con la convivencia.

Unos meses más tarde se celebraban las nupcias entre Felicitas Guerrero y Martín de álzaga, y toda la alta sociedad de Buenos Aires se hizo presente. Entre los asistentes a la boda se encontraba Enrique Ocampo, quien secretamente amaba a la joven novia. El matrimonio no fue feliz, pero cuando llegó el primer hijo Felicitas creyó que en él encontraría su refugio.

Lamentablemente en 1869, cuando sólo contaba con 6 años el niño Félix de Alzaga falleció víctima de la epidemia de fiebre amarilla que azotaba Buenos Aires. Felicitas volvió a quedar embarazada y la pareja creyó encontrar en su segundo hijo la alegría que les había sido negada, pero otra vez el destino se ensañó con el matrimonio de álzaga y el pequeño Martín murió a los pocos días de nacer. Esto fue demasiado para el viejo corazón de Martín de álzaga, que se sumió en una profunda depresión y murió 15 días después que su hijo.

Felicitas quedó viuda. Tenía apenas 26 años, una de las fortunas más grandes de la Ciudad y muchos pretendientes. Con el tiempo Felicitas comenzó a frecuentar algunas reuniones de sociedad.

Una noche tormentosa es auxiliada por uno de sus vecinos, el joven Samuel Sáenz Valiente (la bóveda de su familia también está en La Recoleta), dueño de tierras linderas a las propiedades de Felicitas. éste la atiende con tal caballerosidad que ella queda fascinada con el joven hacendado e inmediatamente nace el amor, un amor tan grande e incontrolable que a los pocos meses los llevó a anunciar su casamiento.

Enrique Ocampo no pudo contener su furia: su eterno amor se le iba a escapar nuevamente, y él no estaba dispuesto a permitirlo.

El 29 de enero de 1872, Felicitas Guerrero realiza una conmemoración por la inauguración de un puente. Al despedirse, se encuentra con Enrique Ocampo que saca un arma de su bolsillo y Felicitas, al notarlo, trata de escapar, pero éste le dispara por la espalda, hiriéndola a la altura del omóplato derecho. Luego del terrible accidente él decide suicidarse.

Cristian Demaría, primo de Felicitas, fue quien encontró los cuerpos. El joven se desesperó al ver a su prima (de quien secretamente estaba enamorado) y al abrazar su cuerpo descubrió que aún respiraba. Felicitas agonizó durante 3 días y finalmente falleció el 30 de Enero de 1872.

En realidad, respecto de la muerte de Ocampo hay dos versiones encontradas; la primera como ya fue mencionada es que el decide suicidarse, y la segunda es que al percatarse de la discusion de la pareja y al oir los disparos que pusieron fin a la vida de Felicitas, concurren a la habitacion Cristian Demaria y su padre. Al encontrarse con la terrible escena forcejean con Ocampo y no se sabe con certeza si verdaderamente lo matan o se escapa un tiro y este resulta muerto. Lo cierto es que el dia del entierro las carrozas de ambas familias se cruzan en la entrada del cementerio de la Recoleta donde hoy se encuentran los cuerpos.

La noticia del hecho horrorizó a la sociedad porteña de aquella época. El impacto producido fue tan fuerte que los padres de Felicitas decidieron construir una iglesia en su honor en el mismo lugar en donde falleció. Dicha iglesia se encuentra situada en la calle Isabel La Católica 520, frente a la Plaza Colombia en el porteño Barrio de Barracas.

La Iglesia Santa Felicitas fue obra del arquitecto Ernesto Bunge y no posee un estilo arquitectónico definido. En su interior se pueden observar combinaciones de mármoles, estucos y detalles pictóricos. Posee tres altares realizados en mampostería policromada y vitrales provenientes de Francia. Las arañas están adornadas con caireles de cristal y también se encuentra un reloj inglés con carillón. El órgano del recinto es de origen alemán y cuenta con 783 tubos.

En el interior de la basílica puede verse una excepcional estatua de mármol que representa a Felicitas con su hijo Félix, a la cual se le ha atribuido atraer la desgracia sobre aquellos que osan tocarla.

Existe el mito de que por la tragedia del asesinato de Felicitas Guerrero y la muerte de su hijo Félix, nadie prefiere casarse o bautizar a sus hijos en esa iglesia. Pero eso no es cierto ya que si uno entra en dicha iglesia, hallará que no hay un pasillo central para que los contrayentes puedan cruzar puesto que los bancos ocupan todo el ancho de la nave.

Es frecuente – dicen – que muchas mujeres se encomienden a ella para encontrar un gran amor o para conservar el que ya tienen.

Los vecinos del lugar sostienen que cada 30 de enero, fecha de la muerte de Felicitas, aparece su fantasma con el torso ensangrentado, vagando errante durante toda la noche hasta el amanecer.

En 1981 la iglesia construida por los padres de Felicitas fue donada al municipio. Al iniciarse la restauración del templo, estaban caídas simétricamente las cinco alas derechas de los ángeles de mampostería que hay a la entrada. Cuando el arquitecto restaurador Roberto Devincenzi talló las alas siguiendo la escala original y las colocó, sonaron inexplicablemente las pesadas campanas...

P.D. Hay una película argentina (del año 2009) que cuenta toda esa historia y que se llama «Felicitas».

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